A mi hermano campesino

A mi hermano campesino
Por Sergio Valentín Mora, poeta popular de Renca

Campesino, hermano mío,
permítaseme cantarte
y admiración expresarte
porque sé que eres bravío;
comprendo lo que has sufrío
trabajando pal patrón
sin obtener galardón
como premio a tu trabajo
explotándote a destajo
vive feliz el bribón.

Como príncipes éstos viven
en lujosos palacetes
de los tiempos de Alderete
muy orgullosos se exhiben;
los ha visto quien escribe
pasiarse por todo el mundo
y con desprecio profundo
tratar al género humano,
en especial a tí hermano,
tratarte en tono iracundo.

Se olvidan que sus fortunas
las sacan de tus pulmones,
que si visten pantalones
de buen paño estos hijunas
a tu trabajo y hambruna
lo deben estos malditos
no pongo punto ni quito
verdad al manifestar:
careces de bienestar,
por eso que aquí lo grito.

Desde que despunta el día
te inclinas sobre la tierra
florecer haces la sierra
trabajando con porfía;
tienes la ilusión perdía
de mejorar tu destino
lanzándote a los caminos
así paga el hacendado
los años que has trabajado
para el rico, campesino.

DESPEDIDA

A modo de despedida
te diré mi buen hermano
que en esto no soy profano,
pues conozco la medida;
siendo aspiración sentida
esta situación cambiar
unido debes luchar
aliado a la clase obrera
y sin posición rastrera
¡la Reforma conquistar!

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Saludo a “El Siglo”

Saludo a “El Siglo”
Sergio Valentín Mora, Santiago

A luchar de nuevo grita
valiente, noble y entero
nuestro más puro vocero
“EL SIGLO” que resucita;
una cáfila maldita
de lacayos y traidores
descargando sus errores
y la más cruel represión
silenció nuestra expresión
la tropa de vividores

Hoy el pueblo te rodea,
su cariño manifiesta,
levanta su mano enhiesta
prosiguiendo la pelea;
y tu gran nombre vocea
libertad y prensa obrera,
colabore aquí quien quiera
a su clase defendiendo,
nuestro diario apareciendo
revive una voz primera.

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¡”El Siglo” te saludamos!

¡”El Siglo” te saludamos!
Por Sergio Valentín Mora, poeta popular de Renca

Gran pieza de artillería
Era EL SIGLO en el combate
Resistió fieros embates
Lleno de fé y valentía;
Denodado y con porfía
Defendiendo al oprimido
ahogado y perseguido
el gran Diario pereció
cruel represión silenció
nuestro vocero querido.

El sábado veinticinco
saltó EL SIGLO a la palestra,
alza de nuevo la diestra
combatiendo con ahinco;
algunos darán un brinco
que el cañón de largo alcance
en la brecha está de avance
y en el combate emplazado
dejó de ser silenciado
¡cante el pueblo, también dance!

Reapareciste gran diario
para luchar sin temor
vas recogiendo el clamor
de miles de proletarios;
y a los viles incendiarios
de las guerras inhumanas
que atomizando desgrana
ciudades, pueblos y vidas,
a esas hienas pervertidas
dales fuerte en la mañana.

No te des paz ni reposo
combatiendo a los traidores,
se ufanaron reidores,
prepotentes, belicosos
debemos salir airosos
en esta nueva jornada,
¡escriba aquí, camarada,
y la pluma traiga en ristre
terminó la noche triste
y comienza otra alborada!

DESPEDIDA:
Este pueblo combatiendo
te ha hecho reaparecer
nuestro pensar y querer
desde luego estás sintiendo;
en tus páginas escribiendo
está el pueblo desde el vamos,
seguro que la ganamos
segunda época empiezas
con decisión y entereza
¡EL SIGLO, te saludamos!

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Al héroe y mártir campesino

Al héroe y mártir campesino Juan Leiva Tapia
Por Sergio Valentín Mora

NOTA: Juan Leiva Tapia, gran dirigente obrero, organizó, presidió y dirigió el primer sindicato campesino en Chile: “el Sindicato Agricola de Lonquimay, el 30 de abril de 1928. Fué asesinado en la sanguinaria matanza de Lonquimay en 1934, que costó la vida de cerca de 370 campesinos horrorosamente masacrados. El joven y gran poeta popular Sergio Valentín Mora dedica su décima al gran camarada asesinado por la oligarquía y a todas las victimas de aquella masacre.

Por el campo organizado
va Juan Leiva luchador,
desplegando gran amor
la tarea va empezando;
y en su mente está trazando
mente fértil y sincera
la unión de la clase obrera
con nuestro campesinado:
por eso el mucho ha luchado
con fe imbatible y entera.

Pero los perros furiosos
que forman el latifundio
de la calumnia e infundio
hacen armas: ¡asquerosos!
y mienten estos odiosos
pretendiendo destruir
lo que comienza a latir
y los hace peligrar
Juan Leiva va a organizar
el sindicato en Ranquil.

La represión se descarga
no dejándose esperar
y empiezan a fusilar
y la tierra se hace amarga;
roja la sangre se alarga
por el valle Lonquimay
al preguntar ¿qué es lo que hay?
responde el campesinado
sin piedad son fusilados
junto al canelo o quillay.

En el Alto Bío-Bío
yace Leiva asesinado
su cuerpo fue flagelado,
día y noche expuesto al frío;
por la nieve, piedra y río
un caballo lo arrastraba
cruel sayón martirizaba
a este patriota ejemplar:
nada lo hizo delatar
pese a que ya agonizaba.

DESPEDIDA:

¡Leiva Tapia! camarada
mártir del campesinado
tu recuerdo está grabado
muy hondo en la Patria amada;
nuestra clase organizada
se inspira en tu ejemplo bello,
tu muerte irradió destellos
que todavía relucen
y en el pueblo reproducen
hondo el odio contra ellos.

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Al glorioso Partido Comunista

Al glorioso Partido  Comunista
por Sergio Valentín Mora

CUARTETA:

Soy cual un nuevo Neruda,
traigo también mi poema,
en lucha que agita y quema
contra la injusticia cruda.

GLOSA

Y nuestra patria bendita
con sus campos tan feraces
hoy está llena de audaces,
de explotadores ahíta;
una cáfila la habita
que con mano cruel y ruda
amargamente desnuda
a este pueblo soberano;
levanto también mi mano:
soy cual un nuevo Neruda.

Por eso canto al obrero
que en mi tierra lucha y grita
y el cuerpo jamás le quita
siendo en su defensa entero;
con emoción al minero
que nunca arrea su emblema
y que con chilena flema
es heroico y combativo,
a todo ese pueblo altivo
traigo también mi poema.

A mi hermano campesino
y también al que construye
y que luchando destruye
las taras de cruel destino;
junto al heroico pampino
no hay a nadie que le tema
y audaz agita su lema
perseguido y oprimido:
¡Viva el Glorioso Partido¡
en su lucha que agita y quema.

El partido de los pobres
que no alberga mercenarios,
combatiendo a los sicarios
que hoy se lucran con el cobre;
muy luego se pondrá sobre
la reacción que es prosuda,
¿qué triunfaremos?… ¡no hay duda!
porque el pueblo es soberano
¡Impondremos nuestra mano!
contra la injusticia cruda.

DESPEDIDA:

Por seguros derroteros
defendiendo a la Nación,
sin leve claudicación
va este Partido de obreros;
templado como el acero
está junto al oprimido:
calumniado y perseguido,
indomable y luchador:
lleno de Gloria y Honor
¡siempre se mantiene erguido!

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