Se presenta el poeta nortino

Se presenta el poeta nortino:

LO QUE YO LE DIGO:

Yo te voy a publicar
porque tenís mucho ingenio,
pero sabís quel convenio
rige pa lo popular;
no debemos aceptar
más que décima o cuarteta
y vos agarrai la treta
de hablarme de otra manera:
déjate, pues, de leseras
y la condición respeta.

LO QUE ME DICE JOTATERCE:

Me pide datos, Marcela,
y que le iga quién soy
y yo, por satisfacela,
igual quiago con mi aguela
altirito se los doy.

Pero priunto con dulzura
y sin pizca de maldá,
¿por qué tanta intrusidá?
¿O es que usté se agüelto cura?
¡Explique la payasá…!

Porque sie soltana está
bien católico soy yo,
pues fe tengo y creo en Dios,
pero digo la verdá;
en curas no creo, no.

Empecemos, pus, Maestra,
el finteo de las pallas
pa lo que usté es harto galla,
que a pie firma en la palestra
a todos los tiene a raya.

Y al suscrito, Jotaterce,
un humilde aficionao,
su decir autorizao
de que lo del puede leerse
lo tiene re-entusiasmao.

Leuciones no hey recibío
de métrica ni un palote,
yo te escribo al puro lote
y si algo hubiera aprendío
talvez taría en su lote.

Pero usté, toda bondá,
me ha dicho que tengo pasta
y como puallá hay casta,
a lo mejor es verdá,
pues yo soy de Antofagasta.

Ancha tierra que se expande
más inmensa que ninguna,
de oro blanco fué laguna
Capital del Norte Grande,
onde el Sur hizo fortuna.

Veinte años hace que falto
desa tierra muy quería,
fue la lucha por la vía
lo que mizo dar el salto
y andar en larga agonía.

En mucha parte hey andao
sudoroso el entrecejo.
bien re-golpiao el pellejo,
pero tengo, aunque cansao,
la esperanza de Verdejo.

Cuando ví su desafío
estaba recién llegao
a este pueblo estirao
onde too es doutorio
y nai es aficionao.

Y como na conocía
y tenía, lo primero,
que procurarme el puchero,
es que apenas yo leía
nuestro diario el más sincero.

Y aprovechando el boleto
que daba ña Marcelita
pa escriabir unas tallitas
jué que recogí su reto
con qué gusto, por la chita!

Pero tenía harto mieo,
mieo este que me lo trajo
al ver con qué desparpajo
a ña Marcelina Ovieo
me la miraban pa abajo.

Y la garganta hecha un núo
me priuntaba asustao
¿Ir yo a tenre lao
entre tanto macanúo
toititos endoutoraos?

Al fin, vencieron las ganas
que las tenía por miles
y agora que estaba en Chile
me sentí con doble pana
y hasta con menos abriles.

Algunos datos ley dao.
Misiá Marcelina Oviéo,
seguiré si es que yo pueo
y esto sale publicao
espichando su careo.

Porque en este Chile hay tema
y gente de mucha altura,
magnates de cara dura
que tiene por solo lema
la mayor sinvergüenzura.

Entonces hasta el domingo,
que espero con el alborozo,
mientras tanto yo remozo
y pongo a pastar mi pingo
que usté vé que es bien latoso.

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